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REFORMAS (y II)

Tal vez la reforma que mas «impacto social» ha tenido es la reforma del mercado laboral. Su alcance ha afectado a todas las áreas, incluyendo la negociación colectiva. La dualidad existente en el mercado laboral (contratos o muy fijos, o completamente precarios) y su base preconstitucional, originaban que en periodos de crisis, los ajustes necesarios no se realizasen vía precios (sueldos o modificaciones de condiciones de trabajo) sino vía cantidades (despidos). Era, en definitiva, un mercado inflexible a la baja, rígido. La reforma del mercado laboral viene a tratar de mitigar esta situación flexibilizando las condiciones de despido (caso de tener que recurrir a ello) y, sobre todo, dotando al empresario de medidas de flexibilidad, tales como el ajuste  en horas y cambio en las condiciones laborales (jornadas etc) con el objetivo de poderse adaptarse a la demanda imperante en cada momento, facilitando la movilidad geográfica y funcional. Dentro del marco de la negociación colectiva, esta reforma permite priorizar el convenio de empresa frente al sectorial y por lo tanto puede convertirse, utilizado correctamente, en un factor competitivo empresarial. Tiene luces y sombras, entre la cuales es de destacar el mantenimiento de los tipos de contratos vigentes (se podía haber aprovechado la ocasión y reducir su abanico a unos pocos) y sobre todo el nefasto contrato de formación y aprendizaje, que eleva hasta los 30 años la edad de aplicación de esta modalidad. Si a los 30 años todavía se requiere formación o aprendizaje, apañados vamos.

Tangencialmente, pero en relación con el mercado laboral, están los recortes en el sistema educativo. He dicho recortes, no reformas. Todavía no se ha llevado a cabo la misma, ni creo que se lleve a buen término, pues el sistema educativo, para desgracia de todos, se transfirió a las CCAA. Y así nos va, con un 30% de fracaso escolar y siendo el primer país civilizado con mayor porcentaje de Ni-Nis.

¿Que reformas estructurales nos quedan? Sistema de Salud y Sistema de Pensiones.

Al respecto del sistema de Salud, ya se han tomado las primeras medidas, que si bien no pueden llamarse «reformas» si están en la línea adecuada: reorganización del porcentaje de pago del medicamento y reorganización de los mismos al respecto de la subvención estatal de los mismos. Como resultante inicial, una detección de mas de 150.000 tarjetas sanitarias activas correspondientes a personas fallecidas y una reducción en un 20% de la venta o demanda de medicamentos. Las líneas maestras futuras son la de un cambio de modelo sanitario tendente a mejorar la eficiencia en el gasto, incluyendo la gestión privada en el mismo.

Al respecto del sistema de Pensiones, fraude piramidal donde los haya pues el sistema actual de Seguridad Social está quebrado y bien quebrado, las líneas maestras indican que este sistema debe tender a considerar toda la vida laboral y no solo los últimos 15 años de cotización, así como a incrementar la edad de jubilación hasta los 67 años de manera EFECTIVA y REAL. Se estima que en el 2030 mas de la mitad de la población tendrá mas de 50 años y el ratio de trabajadores por clase pasiva tenderá a uno. El sistema es insostenible en el medio plazo. Vamos a esperar a la reforma del pacto de Toledo, antes de analizar las medidas futuribles que se puedan tomar, pero es necesario una reforma seria y en profundidad de este sistema. Igual no tardan mucho, pero tiempo que pase es tiempo perdido y si algo necesitamos es precisamente seguridad, en un sentido u otro, sobre ese futuro inmediato.

NUEVO ¿SISTEMA? EDUCATIVO

Una de las mayores sorpresas, bajo  mi modo de ver, del discurso de investidura de Mariano Rajoy Brey como Presidente del Gobierno de España, ha sido el apartado tocante a la «educación». El resto de medidas eran todas mas que previsibles, incluso alguna de ellas se queda corta. En los próximos días seguro que definen con lujo de detalles todas las medidas de corte económico y seguro serán analizadas con profusión por los diferentes medios económicos en prensa, radio y televisión.

Que el sistema educativo en España no funciona no es una novedad, lo dicen todos los estudios al respecto, algunos con mas prestigio que otros, pero todos al fin y al cabo. Y tres son los datos que avalan este no funcionamiento:

  1. Tasa de fracaso escolar por encima del 30%.
  2. Ni una sola universidad entre las mejores a nivel mundial, ni europeo.
  3. Lamentables resultados en la prueba de Pisa.

Pero esto es al resultante de un proceso de deterioro largo, pues llevamos ya unos cuantos años con reformas y contrarreformas del sistema, sin encontrar la fórmula idónea. Ni nos acercamos siquiera. Llevamos 6 reformas educativas en los últimos 30 años. Se dice pronto. Y a cada cual peor. No quiero hacerme muy pesado en el diagnostico, pues seguro que estamos todos de acuerdo en el mismo, pero es cierto que cada reforma lo que ha hecho ha sido igualar pero por abajo, eliminado la meritocracia y el esfuerzo del estudiante y, por otra parte, han ido menoscabando la autoridad del profesor. Y de ello buena parte tenemos los padres, que hemos ido descargando la responsabilidad de la educación, exclusivamente en el espacio del aula, confundiendo enseñanza y educación. Enseñar, se enseña en las aulas. Educar, se educa fuera de ellas. Y, obviamente, el propio Gobierno de turno ha sido corresponsable del «desmadre» educativo, con su política de transferencia del mismo a la correspondiente Autonomía. Al final, tantos sistemas educativos diferentes como Autonomías. Y claro, así no hay manera. Personalmente creo que la política educativa global, es una política de ESTADO. Debiera de estar por encima del color político del momento. Pero no es así. Y ahora parece ser que tampoco.

A la espera de concretar la propuesta «con el mayor consenso posible» el Sr. Rajoy ha propuesto dos medidas:

Primera: nuevo sistema nacional de acceso a la función docente.

No tengo nada que objetar, excepto que llega muy tarde. Esta especie de Mir educativo hace años de debiera de estar implementado. Y llega ahora, con 17 sistemas educativos diferentes. Veremos como lo solucionan. Y no basta con ello, es necesario que, al menos en el ámbito universitario, el docente se deba a la Universidad. Y ahí no es suficiente con aprobar y dedicarse a la vida contemplativa. Hay que investigar, publicar, conferenciar… permanentemente. No se mejora la calidad del sistema por establecer, exclusivamente, un sistema nuevo de acceso.

Y segundo: nuevo bachillerato de 3 años.

¿Y que le pasa al actual de dos?¿Porque 3 años y no 4, por ejemplo? Si se trata de que los estudiantes entren en la Universidad «mas maduros», pues hagamos que entren con 25 años. No, no es el camino. La edad no necesariamente conlleva mas madurez. La madurez es otra cosa, que se podrá tener o no con la edad, pero no necesariamente van unidas. Creo que es una simple medida para «camuflar» desempleo. Si conseguimos alargar un año mas la enseñanza reducimos el colectivo de «en busca de empleo» y por lo tanto tenemos menos desempleo.

Era mas fácil introducir la obligatoriedad de la edad escolar a los 3 años y no a los 6. Pero claro, eso implica establecer una red de colegios públicos para este segmento de edad inexistente hoy en día. O permitir que las Universidades, además del examen de acceso general (la famosa Selectividad), pudiesen establecer, adicionalmente, su propia prueba de acceso donde ahí si, ahí se mide madurez y capacidades. Y prestigiar y potenciar la alternativa de la Formación Profesional como vehículo de inserción y de realización laboral y profesional. El vivero de empresas futuras está ahí. Pero no, lo volvemos a cambiar todo, eso si, tratando de buscar el «máximo consenso posible». Volveremos a las andadas. Y llevaremos ya 7 reformas educativas. No aprendemos, nunca mejor dicho.